Europa: eclipse y declinación

por Zully Pinchi Ramírez; zullyarlenepinchi@gmail.com

6-8-2016

“La Dirección de los partidos tiende naturalmente a tomar una forma oligárquica. Una verdadera ¨clase de jefes¨, se constituye, una casta más o menos cerrada, un círculo interior de difícil acceso”. Maurice Duverger

Europa en sus tiempos modernos no es la misma de siempre, uno puede observar el gran desarrollo que ha obtenido al paso del tiempo, pero aunque suene irrisorio es real, la democracia se va desmoronando lentamente, la sociedad va tornando parca, triste con vestido de luto y el futuro aún más negro que nunca.

La corrupción del hombre puede entenderse como el génesis de un asesinato por celos que tuvo un individuo de historia bíblica llamado Caín contra su hermano Abel y del apocalipsis y genocidio diario.

A la ingenua pregunta de sí el líder nace o se hace, si primero es el huevo o la gallina, nos cuestionamos sí son los políticos corruptos que han trastornado a la sociedad quitando todo ropaje de color y de entusiasmo, o si es la sociedad que se ha degenerado y convertido en un perfume pestífero.

Tenemos como claro ejemplo la ineptitud de liderazgo político en los últimos atentados en Alemania, Francia y Turquía, un hecho que se les escapa de las manos, lo incontrolable de lo indefendible, toda crisis se da por subestimar las situaciones de eventos inenarrables, nos lo explica la teoría de los conflictos también llamada polemología.

Víctor Frankl señala que el líder que rompe el sano propósito y la visión de servir, cae de manera ineludible en la fatídica corrupción, destruyendo la delgada línea entre la ética y la codicia desmedida por enriquecerse y sacar ventaja para aquellos que financiaron su campaña o que se encuentran en su reducido y exclusivo grupo de poder.

Tal como arde y quema el verano intenso de Europa así se van quemando vidas, que nadie hasta el momento ha tenido el tiempo de reflexionar sobre las soluciones de un embarazo de maldad y muerte que va pariendo pura desgracia y destrucción.

Cuando el líder desconoce los problemas de los ciudadanos nunca podrá, literalmente, ponerse en sus zapatos, sin sentir en carne viva cada sufrimiento, cada dolor y el móvil y origen de sus padecimientos, la característica interesante de la empatía es una de las herramientas inteligentes que puede acercar al líder con sus compatriotas.

Al líder europeo le falta involucrarse más con el pueblo y es una buena estrategia observar a los políticos de América que manejan una habilidad innata de visitar los lugares más pobres, subir cerros, sentir las carencias, compartir con el inválido, el niño con VIH, la mujer con cáncer, la madre que ve desfallecer a su hijo en el hospital porque no tiene un seguro médico que pueda pagar, el anciano abandonado, el hombre sin oportunidad laboral, las campañas carecen del factor: ¨conquista”.

En tiempos del Imperio Incaico, en 1532, Francisco Pizarro encontró un Tahuantinsuyo dividido por la guerra civil de otros dos hermanos: Huáscar y Atahualpa, quienes eran politeístas, uno de los dioses predilectos que adoraban era Wiracocha, los españoles no contentos con despojarlos del oro, plata y todas las riquezas, de manera coactiva obligaron a los Incas a adorar a un dios extranjero, instalando y empezando una nueva era de conquista y transformación.

La población europea se está reduciendo y la colonia inmigrante va en constante crecimiento, es lo inevitable de lo incomprensible, la Europa moderna es la que está siendo enamorada, invadida y cortejada y parece no darse cuenta ni hacer nada al respecto, ¿culpa de la sociedad, de la religión, o de los gobernantes?; ¿entre tanta libertad, se han perdido en el espiral del libertinaje ideológico?

El intercambio cultural político en Europa necesita un SOS, para tener soportes innovadores, entendiendo que el líder que tiene el poder debe ejecutarlo, la responsabilidad es tanto de los gobiernos como de la sociedad y tal vez, muy pronto podamos ver una Europa que renazca y que pueda tener un olor grato de paz.

“Un partido político con armazón débil y descentralizada, refuerza generalmente la separación”. Maurice Duverger