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El Soldado Desconocido y la Rabona Heroica

El Soldado Desconocido y la Rabona Heroica

Publicado: 2024-03-11


Informe

Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas

11-3-2024

El Soldado Desconocido y la Rabona Heroica


¿Pudo Chile haber tenido mejor aliado que el megalómano asaltante del poder en Lima, Nicolás de Piérola? Hizo cuanto le fue posible para desabastecer, desorganizar, desmoralizar al ejército del sur y focalizó en Lizardo Montero su miedo, ineptitud, estupidez, privándole de refuerzos, armas, bestias, dinero y, sobre todo, respaldo en plena guerra. Los acontecimientos pesarosos de Tacna y Arica así lo prueban y todo señala con el dedo acusador al diminuto dictador cuya responsabilidad ha sido difuminada por la historiografía oficial, blanca y sesgada.

Derrotado el Huáscar el 8 de octubre de 1879, hundida en mayo la Independencia y detenida por casi seis meses, la invasión terrestre del Perú era parte de la guerra de saqueo de Chile planeada con detenimiento, apoyo inglés e intereses mayúsculos en el guano y el salitre. No fue Bolivia ni su territorio aledaño al mar, fue Tarapacá y a la postre Arica las prendas de guerra, ricas y no negociables, las que ambicionaba y de las que se apoderó el enemigo.

En Tacna, como en Arica, en el Alto de la Alianza como en el Morro, sobresalió, cuasi desnudo y sin balas, por su valor epónimo, constancia, heroísmo y empuje, el Soldado Desconocido y cuando cayó derrumbado por proyectil enemigo, la Rabona Heroica empuñó el fusil y peleó reemplazando al compañero muerto y en muchos casos sacrificando la vida por la patria.

Constantes, firmes, recurrentes, sus rostros indefinidos, que podrían ser la de millones de peruanos a lo largo y ancho del país, corren, disputan, disparan, una y mil veces en los campos de batalla dándole gloria al hombre y mujer de abajo que debió vibrar al compás de una sangre indomable que moría pero sin rendirse.

En el Alto de la Alianza sucedió el prolegómeno del derrumbe total del ejército aliado. Piérola desde Lima instruía para que el flamante presidente boliviano Narciso Campero liderase las fuerzas conjuntas. ¡No, de ninguna manera, podíase suponer que al frente de los soldados podía aparecer el dictador de juguete! ¡Ni siquiera quiso premunir al ejército del sur del mínimo necesario para afrontar el compromiso en circunstancias honorables! Si en Tacna murieron miles de hombres y mujeres, no era sino la parte inicial de la tragedia terrestre sobre la cual, los desaciertos del dictador imponían la firma indeleble que la historia oficial se ha negado a señalar y denunciar. ¿Qué han hecho los historiadores?: maquillar dibujando volutas de cuanto aconteció porque acaso una traición meditada no alcanzaría ribetes de tanta y tan letal perfección.

En Arica la superioridad numérica del enemigo se impuso. Para los fastos de la historia la heroicidad peruana tuvo en el Soldado Desconocido y en la Rabona Heroica instantes de consagración devota por los propósitos de la patria. En Bolognesi, Ugarte, Moore, lampos de gloria y civismo. El deguello por parte del invasor chileno de los heridos y sobrevivientes, muestra el salvajismo primitivo que sucesivas promociones de panegiristas han pretendido nombrar como parte de un comportamiento de guerra. En esas pampas y altiplanicies está firme como inolvidable, la sangre patriota vertida en defensa del Perú.

La campaña del Sur demostró la existencia de muchos Perúes y de severas fracturas entre los dirigentes de Lima, citadinos y díscolos y el interior más cercano a la tierra y habitante de su chacra, productor, pescador, labriego humilde o arriero de acémilas con rumbos conocidos. El mosaico nacional apareció nítido e inconfundible. No obstante ¿qué hicieron las clases dirigentes, limeñas y provincianas? ¡Nada de nada! Persistieron en la mansedumbre que el abusivo interpreta como servilismo y que Chile manejó con un concepto guerrero e invasor.

Por las calamidades del olvido, también permanece en el claroscuro el papel que cupo al constructor de ferrocarriles Henry Meiggs que trajo al Perú nada menos que durante el gobierno de José Balta la cantidad de 20 mil o más trabajadores chilenos. ¿Cuántos espías hicieron sus delicias sin que nadie les molestara?

Un Perú desde abajo y desde adentro insurgió bien sea como soldado, apoyo, rabona, resistencia, cocina, zapatería o costurería y hasta primeros auxilios, dando la mano, el brazo y el pecho, al esfuerzo de guerra. Un Perú indio, cholo, mestizo, provinciano, acudió al clarín guerrero y en defensa de la patria cuando así se le demandó con el enemigo en la puerta de las ciudades que habían de invadir, saquear y asesinar. No obstante, el Soldado Desconocido y la Rabona Heroica dieron todo de sí y hasta hoy Perú no rinde el gran homenaje a que tienen pleno derecho los pueblos de toda la nación.

Original publicado el 12-8-2008 El Soldado Desconocido y la Rabona Heroica

http://www.voltairenet.org/El-Soldado-Desconocido-y-la-Rabona,157911


Escrito por

herbertmujicarojas

¿Será lícito describirse uno mismo? Al servicio y consagración de las causas populares. Nada hay más importante que procurar la victoria de los ideales que pasan por un Perú libre, justo y culto.


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