¡Quintacolumnas!
Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
21-2-2025
“Quinta columna” es una expresión utilizada para designar, en una situación de confrontación bélica, a un sector de la población o sociedad, de un país que mantiene ciertas lealtades (reales o percibidas) hacia el bando enemigo, debido a motivos religiosos, económicos, ideológicos o étnicos.
¿Podemos hablar, con severa propiedad de embajadores de potencias ajenas de todos los signos que trabajan, no por el Perú, sino por las conveniencias de las agencias de las naciones que pagan sus dolarizados salarios? ¡Sí, sí podemos y hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
Aquellos reciben, en dólares copiosos, viajes frecuentes, hardware en forma de donaciones de maquinarias, infraestructura y privilegios por decenios que aseguran el modus vivendi de cogollos exclusivos, blancos y que perpetran en pequeño las monstruosas desigualdades del Perú integral.
“Quinta columnas” es el nombre moderno de la traición organizada que, como traición, siempre ha existido. Por eso no es el caballo de Troya su verdadero símbolo y precedente histórico. Mejor incide en Judas, que fue el auténtico iniciador de la “quinta columna” en las filas del cristianismo: y aquí en nuestro continente, el indio renegado Felipillo –que sirvió a Francisco Pizarro de guía y agente en su empresa de capturar al inca Atahuallpa y vencer su poderoso imperio- fue el precursor de las “quintas columnas” al servicio de los enemigos de la libertad de nuestros pueblos.
Ahora que los imperialismos totalitarios han hecho de España la “quinta columna”, madre de Indoamérica, -en nombre del “hispanoamericanismo” voceador del resurgimiento del imperio español en este Continente- hay que distinguir y clasificar las diversas coooperaciones de felipillos que actúan”. p. 315, tomo IV, Haya de la Torre, obras completas, La defensa continental, ¿Y cuando las “quintas columnas son los mismos gobiernos? 1940
“Así, no son las más peligrosas “quintas columnas” aquellas que actúan bajo o al amparo de legaciones, consulados y oficinas comerciales de los países totalitarios. Las “quintas columnas” devienen realmente en peligro cuando la traición organizada de cada país se pone al servicio, ya sea desde la política partidaria de la reacción, o lo que es más grave, desde el gobierno mismo”. p. 316, ob. cit.
¿A quién responden las organizaciones de nuevos gángsteres por los abultados dólares que reciben por décadas, para pagar los sueldos, no honrar ninguna clase de impuestos y proteger, a capa y espada la política imperial de los países de origen del dinero corruptor?
Por cerca de cuarenta años los cánticos y protestas radicales que acusaron las maniobras torpes, abusivas, miserables del invasor imperialista, fueron en vastos sectores juveniles, sincera expresión de su rechazo más principista.
¿En qué momento, las cúpulas dirigentes protagonizaron el salto cuántico de cambiar de status, desde la grita callejera a la oficina rentada con subalternos a quienes se persuadió que la lucha por la justicia social, era mejor con los dólares del eterno enemigo odiado?
¡No es un tema menor!
Se trata del enorme, gigantesco, monstruoso contrabando que burocratizó la política y la convirtió de lucha en las calles, en la tribuna universitaria o en la protesta ciudadana y que trocó en viajes en primera clase, infaltable presencia en el Departamento de Estado en Washington D.C. y aquí en Lima, en asidua concurrencia, a una embajada en particular.
Los mandones de las organizaciones de nuevos gángsteres ascendieron al mundo de las altas burocracias mundiales que hicieron al turismo parte de su muy sacrificada lucha política. Cantaban himnos contra la pobreza desde las ricas viandas multinacionales, pagadas siempre por el patrón imperialista.
Y de a pocos van saliendo las excusas literarias, en el mismo lenguaje idiota y alambicado de adornar los sucesos y de dar explicaciones complicadas que nadie cuestiona porque el peligro de terminar de patitas en la calle era y es, una amenaza contra el proyecto de vida.
El gran engaño o la estafa atroz que ha sido el accionar de muchas organizaciones de nuevos gángsteres merece un examen descarnado, exhaustivo, severo, radical. ¿Podrán hacerlo desde las tarimas de esas entidades proditoras? Lo dudo.
Sí creo que los estudiosos, los que aman al país con fervor inequívoco deben salir al frente a denunciar un engaño dolarizado y vil. Jugar con los destinos populares vía paliativos y engaños y deleitarse con los dólares vilipendiados sí que es una de las grandes hipocresías contemporáneas.
¿Está la izquierda democrática tan estupidizada en sus sueños de opio de conquistar aunque sea una diputación o senaduría, que han olvidado que tienen que ejercer el sagrado derecho de la denuncia con todas sus letras?
Vamos a ver.