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El ominoso secuestro de Contrabando

Publicado: 2025-04-01


Informe

Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas

1-4-2025

El ominoso secuestro de Contrabando


Poco recordado aunque indecoroso el suceso delictuoso, don Héctor Vargas Haya nos cuenta lo referido al secuestro de su libro Contrabando, la persecución de que fue objeto y la idoneidad cívica mantenida en el tiempo de su ejercicio político y parlamentario.

“Con ese título apareció en el El Comercio en 1968, la denuncia sobre una red de contrabando. Las empresas transnacionales: Peikard, de Panamá y su subsidiaria, en Lima la Novelty Supply, en cuyas fauces habían caído los bazares militares y policiales, creados con fines sociales, pero terminaron convertidos en agencias para el delito.

Aviones piratas volaban entre Panamá y Lima y aterrizaban en un clandestino aeródromo de Las Brujas, Pisco. El país era un gigantesco mercado de ilícita mercancía, consistente en artefactos eléctricos, ropa, perfumes, licores, joyas, atuendos femeninos, relojes, productos envasados, etc”.

Detalles

Refiere don Héctor: “Pormenores, los nombres de las instituciones, autoridades civiles y militares y empresas privadas, constan en detalle, en mis libros Contrabando y 184 años de corrupción e impunidad, compendios de lo acontecido en el país, más tarde, recogidos en la famosa obra titulada Historia de la corrupción en el Perú, de Alfonso W. Quiroz.

Aquellas crónicas conmocionaron al país, dieron lugar a que en Diputados, fuera nombrada la Comisión Parlamentaria Investigadora del Contrabando, el 5 de marzo de 1968, cuya presidencia se me había encomendado, e integrada por los diputados Oscar Guzmán Marquina, Rafael Cubas Vinatea, Mario Villarán Rivera, Jaime Serruto Flores, Ramón Ponce de León y Hugo Carrillo Miani”.

Escándalo

Prosigue Vargas Haya: “La Comisión se instaló el 6 de marzo de 1968 y se declaró en sesión permanente. Lo que descubrió fue de escándalo y emitió sus primeras acusaciones contra importantes autoridades: el almirante y ministro de Marina, Florencio Texeira, el diputado Martínez, el Presidente del Fondo de Salud y Bienestar Social, el Superintendente de Aduana, el Director General PIP, el Director de la Policía Fiscal, funcionarios y agentes de aduana, los empresarios José Tratjam Kaufmann y Sigmud Markevich, y otros comprometidos en los casos, Chimbote y Salaverry, cuyos procesos recibieron oportunas condenas en el Poder Judicial”.

Freno sospechoso

“Constan de los libros citados, cómo se produjo la conspiración de Velasco –relata don Héctor- que clausuró el Parlamento, el 3 de octubre de 1968, que frustró las investigaciones sobre responsabilidades de altos jefes castrenses comprometidos, uno de ellos el de los referidos fardos ya referidos, los que tienen su correlato en la confiscación del libro

Contrabando, cuyo calvario fue relatado en su edición de 1976, seis años después”.

Secuestro

Detalla Vargas Haya: “El 27 de mayo de 1970 el gerente y propietario de la empresa Industrial Gráfica, Francisco Campodónico Falcón, me llamó con urgencia.

Dijo Campodónico: “la imprenta ha sido invadida por unos asaltantes y se han llevado los libros e hicieron destrozos en las instalaciones”.

Revelaciones

Contrabando, el libro confiscado, contenía los nombres de los comandos militares, políticos y funcionarios comprometidos en el tráfico del contrabando y la defraudación aduanera. Al día siguiente, los diarios, emisoras de radio y televisión, muy tímidamente informaron como si se tratase de un robo protagonizado por delincuentes comunes, pese a que fue público el asalto militar” recuerda don Héctor.

La odisea que vino después, se gestó en el Poder Judicial, el juez Reynaldo Martín retuvo, desde agosto de 1970, la instrucción contra los autores de la confiscación, y el agente fiscal Rodrigo Arriola Iglesias, hasta el 3 de enero de 1972.

En el 4º Tribunal Correccional, el fiscal Fernando Cochela Carabelli, la encarpetó durante seis meses y terminó archivándola, el 9 de julio de 1973, invocando “no haber podido identificar a los responsables”, sabiendo perfectamente que el autor se hallaba en el palacio de gobierno y se llamaba Juan Velasco Alvarado”, subraya Vargas Haya.

Historia, ayer y hoy

Subraya Vargas Haya: “Pero para mí, que todavía circulo en este valle de lágrimas, es una oportunidad para invitar a revisar la historia, a tiempo de calificar conductas y comprobar que la corrupción en el Perú fue siempre y continúa siendo una práctica de nunca acabar.

En enero de 1976, seis años después de su confiscación, Contrabando fue editado y publicado, bajo las garantías que recibí, por Resolución Ministerial. En la imprenta Atlántida y con los auspicios de Enrique Delgado Valenzuela salieron hasta tres ediciones, de diez mil (10,000) ejemplares, cada una”.


Escrito por

herbertmujicarojas

¿Será lícito describirse uno mismo? Al servicio y consagración de las causas populares. Nada hay más importante que procurar la victoria de los ideales que pasan por un Perú libre, justo y culto.


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