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La alianza García-Fujimori

La alianza García-Fujimori

Publicado: hace 3 horas


Informe

Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas

1-5-2025

La alianza García-Fujimori


En su Memoria Política, Héctor Vargas Haya, consigna en las páginas 111-112 (Word), el siguiente análisis del pacto entre Alan García y Alberto Fujimori. Leamos.

“Advertencia

NO SE TRATA DE UNA AUTOBIOGRAFÍA, como pudiera suponerse, sólo una memoria política, recuento sucinto de mis reminiscencias en la compleja aventura de la función pública, que ha cubierto gran parte de mi existencia en este valle de lágrimas.

La alianza García-Fujimori

HACE VEINTE AÑOS SE INICIÓ, en los últimos días del gobierno de 1985-1990, después de convocadas las elecciones de 1990 y en medio de un enlodado proceso, en el que el presidente García puso el aparato del Estado al servicio de la candidatura de Fujimori, un desconocido ciudadano, de quien García esperaba que le guardara las espaldas frente a las serias acusaciones que pesaban sobre él.

El candidato del FREDEMO, Mario Vargas Llosa, aparentemente favorito, lo había amenazado con investigarlo, una vez que tomara posesión del gobierno, por las ilicitudes cometidas durante su gobierno, el que, como lo sostenía públicamente, “estuvo integrado de bribones y cacasenos”.

Lo calificó de “charlatán e indecente” y de haberse llenado de casas y cuentas bancarias, a tiempo de recordarle, con palabras duras, las dolosas operaciones con los aviones Mirage, el ilícito traslado de los fondos del Banco Central de Reserva al desprestigiado Banco BCCI, las dudosas financiaciones en el tren eléctrico, entre otras imputaciones.

Le recordó el haber presidido el peor gobierno que ha tenido el Perú, autor de la más terrible hecatombe, mucho mayor que la ocasionada por la Guerra con Chile. Lo acusó de ser el mayor responsables de los asesinatos del Frontón y otros penales, donde fueron aniquilados unos trescientos internos, así como de haber sido el mayor causante de la violencia terrorista en el Perú, al recordarle sus expresiones en Ayacucho, en 1999, cuando dirigiéndose a los jóvenes les decía “debemos reconocer cómo Sendero Luminoso cuenta con militantes entregados al sacrificio, equivocados o no, y tiene lo que nosotros no tenemos”.

Fue la amenaza de Vargas Llosa por la serie de cargos e ilicitudes la que indujo a García a propiciar el triunfo de Fujimori y su alianza política, derivada de su inocultable pánico a las amenazas de ser investigado, y pensando en su futuro lideró una astronómica campaña de demolición contra el candidato del FREDEMO, valiéndose de todos los medios de comunicación a los que alimentó con dinero del Estado.

Así triunfó Fujimori, un outsider que contó con los votos de los militantes apristas, por consigna de García, que logró, como jamás había ocurrido, que los apristas apoyaran libremente al candidato de sus simpatías, que no era otro que Fujimori, e inesperadamente minimizó al candidato oficial del APRA. Cuesta creer que Alva Castro, sacrificado como un bonzo, haya formado parte de la componenda y el apoyo a Fujimori.

Fujimori trató de desvirtuar la alianza, poniendo en ejecución ciertos calculados actos, prefabricados, como aquel supuesto acoso policial contra García, tan pronto como fuera denunciado por corrupción, entonces se teatralizó una simulada persecución contra García, -- todo un sainete—en su propio domicilio de Chacarilla del Estanque, donde con gran facilidad se “escapó”.

Una sospechosa y sorprendente facilidad, en tanto la policía le facilitaba su salida. Si hubiese existido el propósito de detenerlo, no habría sido tan sencillo que “estando cercado” haya podido salirse tan fácilmente, luego ocultarse, nada menos, que en el domicilio del presidente del Consejo de Ministros de Fujimori, Juan Carlos Hurtado Miller.

La más clara demostración de apoyo a su aliado fue la protección que Fujimori le prodigó al ex presidente García, durante más de diez años, a partir de 1990, hasta el 2000, periodo en el que el ex presidente gozó de absoluta libertad, no obstante que pesaban sobre él instrucción incoada por delito de corrupción.

García Pérez, simulando ser un perseguido político, sorprendió a la Embajada de Colombia, la que le confirió asilo, no obstante que sobre el refugiado pesaba instrucción por delitos comunes. Luego, y a fin de que pudiese abandonar la Embajada y viajar a Colombia, Fujimori le otorgó irregularmente el salvoconducto. Si hubiera querido colaborar con la justicia, sólo le bastaba negarle dicho beneficio.

Así transcurrieron diez años. Fujimori no hizo nada por extraditarlo, y el acusado logró la prescripción de la acción penal. Ni siquiera fue decretada la interrupción de la prescripción, por tratarse de un proceso en trámite, festinado por jueces prevaricadores, que le debían favores al inculpado.

Fue pues, un concertado plan para evitar el juzgamiento de quien tenía serias pruebas de delitos de corrupción y enriquecimiento ilícito. Ni los jueces ni el Poder Ejecutivo tuvieron interés de acelerar el trámite de extradición, y en concierto esperaron el paso del tiempo para archivar el proceso”.


Escrito por

herbertmujicarojas

¿Será lícito describirse uno mismo? Al servicio y consagración de las causas populares. Nada hay más importante que procurar la victoria de los ideales que pasan por un Perú libre, justo y culto.


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