¿Se puede ser político y honesto a la vez?
Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
15-5-2025
¿Se puede ser político y honesto a la vez?
El previsible deceso por enfermedad terminal de Pepe Mujica, el ejemplar político honesto uruguayo, muestra una combinación potente, posible: la desaparición ha sido de un hombre de valores cívicos y limpieza en su vida pública y privada.
Los yerros o ausencias de su mandato son materias a examinar por el pueblo hermano del Uruguay. Lo propio sus creencias ideológicas. Por encima de todo aquello, el paradigma de don Pepe reivindica del torbellino actual de la política en la América Morena, la virtud de haber sido un ejemplo.
No hay que ir hasta el Uruguay para ratificarlo.
En Perú tuvimos políticos que hicieron de la honestidad blasón y firme actitud de vida.
Víctor Raúl Haya de la Torre vivió decenios en casa fraterna pero prestada en Vitarte, Villa Mercedes. Carecía de propiedades inmobiliarias, no era afiliado a clubes campestres o playeros y en la única función pública que ocupó en sus 84 años de vida, la presidencia de la Asamblea Constituyente, 1978-79, cobró S/ 1 (un sol) de sueldo mensual.
Los más jóvenes militantes en esa colectividad política aprendieron la “política” bajo el lema “cómo es la mía” y establecieron la retribución pagada por las mínimas y ridículas acciones, ninguna de las cuales se podía efectuar sin dinero como paga.
He allí la génesis de muchos “políticos” deshonestos y sucios.
El político consagrado a la defensa de las mayorías nacionales no puede apisonar su buena estrella en el criminal tráfico de influencias que ejerce apenas se sienta en la curul o escaño y desde donde genera corrupción para él o a favor de con quienes tiene obligaciones pendientes.
El deshonesto y sucio afinca su “voluntad de pago” en las coimas que gestiona directamente o a través de testaferros que también cobran sus “alitas”. Los contratos demoran, las licitaciones son controvertidas y confusas, y con frecuencia los ganadores tienen nombre y apellido de fondo.
¿Es un criminal el político sucio y deshonesto?
¡Por supuesto que sí! Argumentarán los cínicos que no hay manejo de armas o balazos de por medio. Pero ¿qué significa birlar fondos públicos que debieran mejorar la alimentación escolar o la cobertura de salud infantil u obras de infraestructura en sitios alejados al interior del país?
Privar por escamoteo y hurto de esas obligatorias obras al pueblo ¡también es un crimen y de los peores!
¿Cómo se entiende que conocidos pata al suelo de pronto con pocos años de ejercicio público, exhibieran afiliaciones a clubes exclusivos, fueran dueños de casas y departamentos en playa y campo; pagaran estudios universitarios a hijos fuera del país; manejaran autos de lujo, sepultaran sus pasados modestos y ahora caminen mirando a las “alturas”?
Don Pepe Mujica no aceptó vender su destartalado por el tiempo, auto Volkswagen, modelo escarabajo. Vestía con sobria pobreza y austeridad en el gesto y bondad en la recomendación. Purgó prisión y superó condenas por sus ideas y actividades. Fue un político honesto.
En sus últimas alocuciones insistió en la urgencia de la integración latinoamericana y la premiosidad de comprender que la política debe servir con carácter de exclusividad de herramienta para beneficio de los más pobres.
Como es de recordarse Haya de la Torre elevó a bandera política de su longeva vida política la unión económica y política de nuestros pueblos. El anuncio del presidente Donald Trump de apoderarse velis nolis del Canal de Panamá, insufló vigor redivivo a su propuesta de la internacionalización de dicha vía interoceánica.
La vigente bronca de los imperialismos que tienen en Perú un lugar de privilegio con costa, Océano Pacífico y más de 2500 kms. de litoral y las beligerancias para ver quién predomina, si los que están a 7 horas de vuelo o los que distan miles de kilómetros en Asia, encuentra en el paradigma de la lucha contra todo imperialismo, un imperativo para todos los políticos honestos.
No son pocos los políticos deshonestos y sucios que han levantado sus imperios públicos y privados con la opresión de millones a quienes se ha privado de todo proyecto de vida. Los mismos a que se ha confinado, tan solo a votar por el menos malo.
La combinación letal con los miedos de comunicación, hace que robos legales vía contratos tramposos duren, no cinco años para construir una pista de aterrizaje y torre de control, sino más de veinte largos años percibiendo millones de dólares y ganancias colaterales de los inmorales en la administración del Estado.
Se puede, se debe ser honesto y mucho más en la política. ¿Cómo es posible que individuos que apenas podían pagar microbuses con dinero prestado, muestren hoy con desparpajo evidentes signos exteriores de riqueza?
Fulminar a los partidarios de Caco de la escena pública, es probablemente una de las tareas más importantes e inabdicables de la política en el Perú. Pero hay ejemplos, como los consignados en este artículo, que demuestran que es posible desterrar a los políticos deshonestos.
¿Qué estamos esperando?