¡Líderes a la altura de los desafíos!
Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
17-5-2025
¡Líderes a la altura de los desafíos!
Probablemente, una de las fórmulas más sensatas para atacar el estancamiento que vive Perú, sea la de entender que no hay buenas ni malas masas, solo buenos o malos dirigentes. Adalides fracasados, solo producirán instantes vulgares de absoluta mediocridad.
Mentecatos hasta la náusea, temerosos de tomar decisiones, complacientes en dejar todo como está porque así se producen enriquecimientos ilícitos, la República no ha pasado de ser una interminable cadena de ensayos, mejor dicho fiascos frustrantes en la vida colectiva.
La duda es una forma del comportamiento nacional. En lugar de escoger caminos o rutas, las que fueren, nuestros políticos, empresarios, periodistas, hombres públicos, gobernantes, parlamentarios, diplomáticos, se guarecen en la incertidumbre y la apellidan: reflexión.
¿Qué reflexión o pensamiento pueden tener quienes nacieron básicamente negados para sumar dos más dos? El dilema hamletiano de to be or not to be, no pasa siquiera por un momento fértil en la imaginación de estos bobos.
¿Qué debe hacer el periodismo, superando esa fábrica de mentiras expuestas como verdades porque así conviene a los más poderosos? Se trata de comunicar algunas ideas, no sé si las mejores, en torno a fórmulas que alentarían un nuevo modo de ver las cosas y el florecimiento de una actitud distinta y decidida.
Norte fundamental es hacerlo pensando en el país, en su gente, en su historia, en su contexto geopolítico, en los niños, en los que están y en los que se fueron. Pero no como paporreteo y reiteración simplona. ¡No! ¡Como estímulo y savia potente para acometer los retos!
No pretendo, con la fatuidad del pavo real, decir que soy dueño de la piedra filosofal, pero sí podemos imaginar caminos claros, alamedas de entendimiento y, sobre todo, disposición para un diálogo enriquecedor, valiente y capaz de aprender del yerro y de sostener el ideal de victoria.
¿No es lo antedicho, lo que suele demandarse en cualquier propuesta de calidad total humanista, inclusiva, masiva, nacional y nacionalista?
Los dudosos esconden su timorata personalidad bajo el expediente de escasez de tiempo. Hay, en los tiempos modernos, teorías completas acerca de la calidad del tiempo.
Escuchar a pajarracos, vendedores de sebo de culebra, cuyo único afán es ganar dinero sin construir plataformas del verídico beneficio para el mayor número de gente, es desperdiciar minutos y horas. Acudir a conferencias y charlas sosas para oír salmodias y discursos de cómo todo va muy bien, pero que son incomprendidos, un ejercicio inane.
Perú requiere de líderes no repetitivos de poses grotescas, amagos en la voz, poses y amaneramientos que lucen ya el paso de los años y la nula originalidad de sus contenidos.
Adalides con horizonte de altura y capaces de renunciar al yo egoísta para asumir el todos somos uno, en victoriosa expresión colectiva, sí constituye un reto ineludible.
Hesitar es pusilanimidad de palurdos. Dudar es hacerse el ciego, sordo y mudo, en un país que necesita, acción organizada, militancia política constructiva y un periodismo libre de sueldos corruptores y compradores de conciencia.
Dudar es, en suma, una de las grandes taras cancerosas que padecen muchos peruanos. Y ningún diploma, mención honrosa o presea metálica podrá disimular semejante fiasco por quienes deberían ser sus dirigentes.
Los jóvenes deben recordar qué ocurrió con los reyes ociosos, empachados de vicio y falta de acción: fueron reemplazados y olvidados por sus pueblos.
¿No es hora ya que las vacas sagradas, esas que quieren volver a diputados o senadores, alcaldes o representantes regionales, de ser echados a la basura? Su presencia, infecta el ambiente, envicia cualquier propósito limpio ¡precisamente porque están enlodados de crímenes y latrocinios!
Las oligarquías que gobiernan en los clubes electorales, alias partidos políticos, son frenos evidentes a cualquier evolución democrática. La libertad de elegir conspira contra el convivio inmoral, cerrado, exclusivo y excluyente que integran las castas protectoras de todos sus privilegios.
¡Darles de baja, cancelarlos y desmenuzar sus fechorías, sí forma parte de un proceso de regeneración moral que mostrar al pueblo, una tarea ineludible!
Si no están a la altura del cometido, su lugar es la cárcel o cualquier otro sitio. ¡Pero no robándole la esperanza al hombre común de la calle!
¡Líderes a la altura de los desafíos!
¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!