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¡La huachafería es democrática!

¡La huachafería es democrática!

Publicado: hace 14 horas


Informe

Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas

15-5-2025

¡La huachafería es democrática!


Se los ve en todas partes. No hay intersticio del tejido social peruano en que no muestren sus dotes para el fingimiento o el ejercicio de ser lo que no son porque están a siglos luz de la inteligencia, buen gusto o delicadeza en el trato.

Se llama o denomina huachafo a la persona cursi, afectada o que aparenta pertenecer a una clase superior o distinguida. En este caso, el de marras, pretende exhibir un comportamiento en su cartera al nivel de las exigencias y todos (o el 95%), opinan porque lo hace pésimo.

En tiempos en que para encontrar a un huachafo no hay que hacer mucho esfuerzo, merodean en las redes sociales seres que garabatean lo que les viene en gana. Jamás constatan lo que balbucean. Pero lo peor es que se creen su cantinflada.

Por si las moscas, el ilustre mexicano Mario Moreno “Cantinflas”, forma parte de una de las épocas más brillantes del cine azteca, en su rango, humorístico-social ¡insuperable!

El o la huachafa simplemente repetirán las instrucciones de sus titulares. La imbatible inferencia es que de esos fangos no naceran flores ni estatuas marmóreas.

Bueno advertirlo, porque los huachafos y demás hierbas, con automatismo reprobable, a todo aquél que no piense como aquellos, les tildará de ser parte del “foro de Sao Paulo, de comunista, de caviar, de socialista” o de lo que sea.

Claro está que la huachafería es democrática, no reconoce edades, cerebros deficientes y palurdos ensoberbecidos en sus torpezas. Bien reza el dicho: ¡qué sabe el burro de alfajores!

Denotemos un escenario frecuente.

La tecnología facilita cosas. Pero también envilece el ejercicio de la inteligencia.

Siempre me he preguntado ¿cuáles las virtudes de esos personajes que premunidos de una pantalla gigante y una computadora pequeña o de un micrófono, balbucean mecánicamente cuanto se ve reflejado en el plano o lo que les mandan a leer?

No pocas veces los relatores son tartamudos, tienen pésima dicción y del castellano no entienden ¡ni papa!. Sólo cacarean cuanto refleja el haz de luz en la superficie blanca.

Estos expositores modernos (con excepciones honrosas), usan palabritas que reducen el lenguaje a simples gestos de los que les es imposible apartarse.

Los huachafos y demás hierbas son hablantines de escaso margesí intelectual. Más allá de repetir, nada de nada.

Algo parecido sucede con Internet. Los escolares de hoy y los universitarios de estos días, han perdido el buen y constructor hábito de la lectura.

Los huachafos y demás hierbas son maestros en estas pistas jabonosas.

Todo se reduce al cut and paste y como original, sólo pueden reclamar que ponen su firma a textos que no revisan, que asimilan acríticamente y que transcriben bajo el supuesto que por estar en la red, son datos exactos e impolutos.

¿Qué debiera hacer un gobierno con sus gobernados? ¿No es hacer entender el cúmulo de medidas para su correcto entendimiento? Da la impresión que esta ligazón es lo que menos importa a los que están en el mando.

Si se trata de los miedos de comunicación como caja de resonancia, existe el fundado temor que estos interpreten, cada cual según su gusto o simpatía, las situaciones con lo cual el predecible caos ¡no puede ser peor!

Los huachafos y demás hierbas han hecho de la ociosidad, madre de todos los vicios, su mejor consejera y que ha venido a instalarse en el colectivo juvenil que ya no investiga y no ha aprendido a indagar con ojos de duda, para premunirse de verdades sólidas e imbatibles.

¡Cualquiera es un señor, lo mismo un burro que un gran profesor! (tango Cambalache).

Como en Gringolandia siempre hay un vocero pero culto, entrenado, hábil para salir del paso u oficializar génesis y fines de las conferencias de prensa, aquí, algunos huachafos contrataron a otros más huachafos y los nombraron portavoces.

El origen de esta fractura mayúscula -orador y auditorio- en el equipo gubernamental se debe esencialmente que carteras demasiado delicadas están en manos de indelicados, torpes, soberbios y cínicos que hacen oídos sordos a críticas durísimas por su miserable desempeño.

Si unimos ambas circunstancias de comunicación insuficiente, mecánica acrítica, entre quienes se suponen son los instructores y el público llano, podemos explicarnos la aberrante pobreza del castellano.

Los huachafos y demás hierbas creen comunicarse merced a demandas judiciales, cuando en realidad lo que hacen es destruir los cimientos educativos y culturales de cualquier sociedad reemplazándolos con muy frágiles y tramposas sustituciones efímeras.

¡Nunca pueden probar lo que vociferan de manera irresponsable! La pregunta es válida ¿tienen algún prestigio que cuidar? Pareciera que no. Su lema es: miente, miente, que algo queda.

¿No será hora de licenciar a esos huachafos y demás hierbas que etiquetan o querellan abusivamente a quien no les caiga simpático?

El desprecio a sus insignificantes existencias, es una potente solución. Los huachafos y demás hierbas sobran.


Escrito por

herbertmujicarojas

¿Será lícito describirse uno mismo? Al servicio y consagración de las causas populares. Nada hay más importante que procurar la victoria de los ideales que pasan por un Perú libre, justo y culto.


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