¡Perú no es mesa de partes!
Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
20-6-2025
Veinte años atrás, en el artículo ¡Abogangsterismo a todo vapor!
https://www.voltairenet.org/article126927.html , 23-8-2005, sostuve entre muchas otras aserciones:
“Cuando los abogángsteres se adueñan de la cosa pública y privada, no hay justicia posible sino aquella que fabrican los dólares que compran a jueces adecuados, periodistas venales, políticos sucios y autoridades metidas hasta el tuétano en el reino de la corrupción que es el Perú, de sur a norte, de este a oeste. Es imposible refutar a González Prada: “El Perú es un organismo enfermo, donde se aplica el dedo, brota el pus.
Si a lo revelado se aúna el silencio proditor y simpático de políticos coludidos y una burocracia podrida, entonces, se retrata a nuestro país con las verguenzas que ostenta y niveles aterradores de pobreza, no sólo material, sino –y fundamentalmente- moral.
Frente a la circunstancia, por todos conocida, pero rara vez –como en esta feliz ocasión- revelada, se comprueba la inacción condescendiente y la estupidez cándida de que “así es el Perú”, no hay sino que preparar los paredones de fusilamiento moral y de escupitajo para los malos elementos. Así tengan defensores de oficio y pagados en los medios de comunicación”.
Los días corrientes han mostrado un ajetreo de aserciones, versiones, de ida y de vuelta, de interpretaciones múltiples y hasta contradictorias.
Perú no es una mesa de partes para que se peleen los letrados y confundan más a los compatricios que ya tienen suficiente pesadilla con el duro reto diario de ganarse el pan y sobrevivir a niveles del mínimo indispensable.
Por judicializar la política, la multitud de casos y circunstancias que debieran recibir un enfoque constructor y de horizonte, se banalizan entre millones de papeles, resoluciones, sentencias, etc y etc. ¿Alguien ha pesado los millones de toneladas de papel usados en toda nuestra historia republicana?
Hay abogados que comprenden bien su profesión y pelean por lo que en su visión es justo para su patrocinado o cliente. Pero hay otros que afean ese quehacer y lo tuercen a tal grado que envilecen cualquier cosa que tocan o toman entre sus tareas rentadas.
La revista de archivos siempre es interesante y llena de sorpresas. En ¿Y los delincuentes de cuello y corbata? del 23-1-2006 http://www.voltairenet.org/article134316.html
afirmé:
“¿Sólo los que purgan carcelería y están hacinados en alguna cárcel del Perú, son delincuentes y criminales? ¡Sostengo que no es así! En las reparticiones públicas, a lo largo y ancho del país, en los ministerios, en toda la burocracia, en absolutamente todas las entidades supuestamente a cargo de defender al pueblo y sus derechos, hay criminales y delincuentes de cuello y corbata.”
¿Qué le ocurre a un país cuando la balanza de la justicia es capturada por elementos de inconfundible vocación delincuencial, genuinos gángsteres a quienes el dura lex, sed lex (dura es la ley, pero es la ley), repugna de cabo a rabo?
Es entonces que el imperio de los abogángsteres convierte a una nación en gran mesa de partes por la que ingresan documentos hasta estrambóticos pero que llevan consigo la “interpretación” de los deseos de los que pagan con recursos dolarizados o euros en bancos y cuentas cifradas.
¡La ley y lo que mandan sus asertos no tienen vigencia, la pierden ante las imposturas y muchos inocentes purgan años de años y ensoberbecidos hampones se pasean por calles y avenidas y ¡lo que es peor! con la aureola de fallos judiciales comprados con tarifas internacionales.
¿No hay políticos, corruptos integrales, que muestran sus “diplomas” de inocencia a troche y moche? Lo que nadie acierta a entender es cómo migraron de sus modestísimos cuchitriles a casas y viviendas en barrios residenciales, autos y asociación a clubes exclusivos con entretenimiento en campo y playa.
¡Y no se diga a esos que nombran a sus ancestros tales o cuales y que bautizan a calles y plazas por inexistentes actos heroicos! ¿Cuántas avenidas hay con el nombre del proditor Nicolás de Piérola?
Ricardo Palma contaba en una de sus sabrosas tradiciones: Cura que no tiene cerería, de dónde pecata mía, si no es de la sacristía.
La política debe ser la compulsa de planes de gobierno; el gran debate de cómo sacar de la calle a cientos de miles de niños y ancianos que, literalmente, se mueren de hambre, frío y falta de solidaridad de sucesivos gobiernos que permiten los robos a granel pero ¡ni pizca de apoyo a los más pobres!
Una política que consulte a todos los países qué magníficos negocios se pueden hacer en el Perú, garantizando ganancias razonables pero la edificación de infraestructura sanitaria y educacional en diversas zonas del país.
A los abogángsteres no importa sino el factor dinerario que no pocas veces emerge del crimen a sangre fría y el robo sistemático con licitaciones tramposas con nombre y apellido.
¡No puede ser que la violencia pretenda ser el “faro” rector del modus vivendi de los peruanos cuando es su aniquiladora letal!
Las nuevas generaciones requieren acudir al llamado de revolución y progreso, de libertad con pan. Para eso hay que mandar a la tumba a los viejos y alentar a que los jóvenes se integren a la obra por un Perú libre, justo, digno y culto.
