ya acabó su novela

Leticia y traición de Benavides

Leticia y traición de Benavides

Publicado: hace 7 horas


Informe

Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas

25-6-2025

Leticia y traición de Benavides


Esclarece el doctor Héctor Vargas Haya, interesantes pasajes de la historia del Perú referidos a magnicidios, claudicaciones y hechos casi absolutamente ignorados. U ocultados, mejor dicho. Leamos.

“La firma del denominado Tratado Salomón-Lozano fue el 24 de marzo de 1922, por el que Augusto B. Leguía transfirió, a favor de Colombia, la provincia peruana de Leticia.

La triunfante acción patriótica de rescate acaeció el 1 de septiembre de 1932, luego de la emboscada de los peruanos que irrumpieron en el local municipal de Leticia y otras dependencias, detuvieron a policías y civiles. Se izó la bandera peruana y se dio aviso al gobierno de la capitulación de las autoridades colombianas y la posesión de los peruanos.

Respaldada la acción por el presidente Sánchez Cerro, de inmediato envió hacia Iquitos, una Fuerza Naval constituida por el BAP “Grau” y los submarinos R-1 y R-4; y una segunda, la Fuerza Naval del Pacífico constituida por el BAP “Bolognesi” y los submarinos R-2 y R-3.

Relata el almirante Pedro Gálvez Velarde, en su libro “La bitácora de mi vida” que la Fuerza de Avanzada del Atlántico, al mando del capitán de navío Héctor Mercado, jefe de estado mayor, y el capitán de Fragata Enrique Monge, zarpó en el BAP “Grau” a las órdenes del capitán de navío, Víctor Escudero, en abril de 1933. Que simultáneamente, Sánchez Cerro reunió a 30,000 soldados en el hipódromo de Santa Beatriz, para enviarlos a Iquitos. Pero aconteció lo inesperado.

Insólita contraorden

La contraorden estaba firmada por Oscar R. Benavides, el que, inmediatamente después del asesinato del presidente Sánchez Cerro, se posesionó de la presidencia. Ante tan inesperada contraorden, el jefe de la misión, comandante Héctor Mercado firmó esta respuesta: “La misión de esta fuerza al salir del Callao, ha sido para de¬fender los sagrados intereses de la patria y no para hacer entrega de nuestro territorio a ninguna comisión internacional. Ob. cit. pp. 93 a 100.

Aficionado a las subversiones, la sinuosa trayectoria de Benavides se inicia el 4 de febrero de 1914, era coronel y complotó contra Billinghurst, al que derrocó. Silenció a la prensa, impidió a González Prada la publicación del periódico “La Lucha”, cuyo establecimiento, del editor Carlos Prince, fue asaltado por una turba a su servicio.

En Historia de la República, Basadre sostiene: “Bena¬vides y el asesinato de Sánchez Cerro” y confirma lo acontecido aquella aciaga tarde del 30 de abril de 1930, en que Sánchez Cerro fue asesinado a la salida del Hipódromo de Santa Beatriz, después de pasar revista al contingente de soldados que se aprestaba a viajar a Iquitos.

Los curiosos y rápidos sucesos confirman que el motivo del asesinato no fue otro que el de frustrar la recuperación de Leticia. Muy sutilmente, Basadre se remite al libro de Víctor Villanueva “El Militarismo en el Perú”, que acusa a Benavides como el responsable.

No hubo autoridad que haya absuelto a Benavides. Por las serias pruebas existentes, Luis A. Flores, jefe del Partido Unión Revolucionaria y miem¬bro del Congreso Constituyente, fue el más elocuente cuando sostuvo:

“A los cinco años de la revolución de Arequipa, una persona que por casualidad había llegado al gobierno, adoptaba una actitud que se confirmaba con el rumor público que la mano que apretó el gatillo para quitar la vida al general Sánchez Cerro se encontraba en el gobierno. El asesino del 30 de abril se encuentra en Palacio de Gobierno. -Basadre: Historia de la República del Perú, 6.ª ed., pp. 421 y 423).

Transacción monetaria

Sánchez Cerro, había afirmado que la entrega de Leticia fue objeto de una transacción monetaria, publicada en la prensa de Lima. Según Sánchez Cerro, sucesor de Leguía, el tratado costó siete millones de pesos, versión difundida en diarios peruanos.

Aseveración corroborada con el pedido del presidente Olaya Herrera al Congreso de su país, de un préstamo de diez millones de pesos para la defensa de la posesión territorial de Leticia y la “inminencia” de una guerra contra el Perú.

El préstamo inmediatamente logrado, carecía de objeto –dice el colombiano, Alberto Donadio- por cuanto la guerra era improbable ya que se hallaba programado el retorno de Leticia entre Benavides y el presidente Olaya, con el añadido de que el acuerdo por la administración de Leticia fue aceptado por el gobierno de Benavides.

En última instancia

Donadio sostiene “Con la muerte de Sánchez Cerro se cumplía una predicción hecha en Bogotá por el presidente colombiano, Olaya Herrera, poco después de la invasión a Leticia”, testimonios fehacientes revelan la actitud del presidente colombiano Olaya Herrera, quien, indignado por el logro de los peruanos, no pudo ocultar su ira y sus amenazas, “En última instancia, supongo que uno de los dos caerá, yo o Sánchez Cerro”, Alberto Donadio, en su libro “La Guerra con el Perú”. ed. 1995, pp. 76,191, 278, 286).

Son fehacientes las pruebas sobre el real autor del magnicidio. No es casualidad que posesionado Benavides en la presidencia de la República, a pocas horas del asesinato, disolviera las tropas que desfilaron en el hipódromo de Lima y ordenara que regresaran al Callao las flotas de la Marina que estaban en Belem Do Pará, rumbo a Iquitos, e invitara a su amigo de diplomacia Al¬fonso López Pumarejo, candidato presidencial colombiano y se convenciera al Congreso peruano para que el conflicto fuese resuelto en “paz”.

El 26 de mayo de 1933 Leticia pasó a ser administrada por la llamada Sociedad de Naciones, la que consagró su definitiva entrega a favor de Colombia”.


Escrito por

herbertmujicarojas

¿Será lícito describirse uno mismo? Al servicio y consagración de las causas populares. Nada hay más importante que procurar la victoria de los ideales que pasan por un Perú libre, justo y culto.


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