¡Cuando dudar es un Deber!
Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
11-7-2025
En el pensamiento de Manuel González Prada, la duda no es un mero cuestionamiento intelectual, sino una fuerza motriz que lleva a la búsqueda de la verdad y la crítica social.
La duda en González Prada no solo afecta al individuo, sino que también impulsa una revolución social. Cuestionar las normas establecidas permite a las personas indagar sobre su propia identidad y participar en la construcción de una sociedad más justa.
En resumen, para González Prada, la duda es una herramienta poderosa para la crítica social, la búsqueda de la verdad y la construcción de una identidad individual y colectiva más libre y justa.
La duda, en la historia, ha jugado un papel crucial tanto como motor de conocimiento como herramienta para la búsqueda de la verdad. Desde la antigüedad, filósofos y pensadores han reconocido su importancia para cuestionar dogmas, promover el análisis crítico y, en última instancia, avanzar hacia una comprensión más profunda de la realidad.
En Perú, decenas de millones, literalmente no creen en nada ni nadie. Ergo, dudan raigalmente, descreen como elemento cotidiano frente a la realidad aunque, hay que decirlo, escasos casi inexistentes los paradigmas para cuestionar esa falta de fe colectiva.
Si, de capitán a paje en la administración pública muestran simpatía y adhesión a la deshonestidad, al robo, a la expoliación del dinero del pueblo ¿qué ejemplo podrían transmitir quienes tienen la obligación y el pago mensual de comportarse correctamente?
Dudar no es un solo poema o espacio para la reflexión personal, es un ejercicio, más bien ¡un Deber!
Los miedos de prensa nos martillean con que la minería ilegal es culpable de todo el descalabro y violencia en la economía nacional. No dicen ¡ni pío! respecto de los denuncios mineros, algunos inmensos, que han sido monopolizados por particulares o por empresas que los usan de testaferros para fines de toda índole.
Los denuncios mineros, no interesa el dueño, que no sean trabajados en un plazo de 90 días, deberían volver al Estado para su concesión a gente laboriosa cuya ejecutoria requiere la supervisión de autoridades honestas. ¿Es o no posible comportarse decentemente?
Los bancos, todos, inundan de ofertas a los usuarios y como son “víctimas” de estafas millonarias de sus propios funcionarios, entonces trasladan esos costos en pérdida ¡a los usuarios!
Una tarjeta de crédito alzó de 37% de interés al 44% ¡sin que nadie proteste o diga esta boca es mía! ¿Se elevó la inflación, es el desmadre incontrolable como para subir las tasas al ritmo bancario no del cliente, y hacerlo al caballazo?
Dudar es un Deber con respecto a los funcionarios que anuncian logros aquí y acullá. Hay que preguntar y exigir respuestas documentadas, transparentes, de pública exposición. Las supuestas maravillas se sufragan con el dinero del pueblo. Por tanto, hay legítimo derecho a saber qué se hace con esos fondos.
¿Por qué hay matanzas a diario en todo el país? ¿Es que la PNP carece de personal entrenado para el combate contra bandas armadas, locales y extranjeras, ubicar sus guaridas, destruir sus enlaces y prever sus asaltos?
¡Que no pueden! ¿O falta voluntad y dirección desde el gobierno? Una población aterrorizada que ya sabe que puede ser asesinada en el microbús o caminando, es una ciudadanía arrinconada por los siniestros miedos que irradia la delincuencia.
La duda como Deber debiera pertenecer al balotario de materias lectivas de los clubes electorales, alias partidos políticos. ¡Es más, estos colectivos tienen en sus filas a no pocos asaltantes que han ejercido cargos y saben cómo funciona la uña contra el dinero público!
A la duda razonable y fundamentada debe seguir una robusta documentación demostrativa y la exigencia que las instituciones competentes actúen y sancionen. Hay tribunales que no condenan y más bien premian a los malandrines soltándolos en un tris tras.
En casa hay que promover la duda elemental que cuestiona el porqué de las circunstancias que requieren comprensión y adentramiento. El asunto es difícil: si los noticieros exhiben crímenes atroces, asaltos diversos y lesiones al fisco ¿qué pueden entender los niños o adolescentes rebasados por estas ocurrencias a lo largo y ancho del país?
Como ya empiezan a calentarse los motores electorales, no pocas vacas sagradas y muertos vivientes han salido de sus escondrijos para tentar un escaño en diputados o senadores ¡aunque sea una asesoría al legislador! Se trata de vivir de la cansada ubre del Estado.
Se presentarán ocasiones magníficas para dudar de todas las promesas que hagan esos candidatos a quienes hay que preguntar con ánimo de duda por la lealtad de sus expresiones, cómo lograrán cuanto dicen y con qué transparencia.
Estoy seguro que no pocos entenderán que una ciudadanía con la duda como Deber no engullirá sapos con tanta facilidad. Viejos dinosaurios y sinverguenzas.
La duda legítima amplía el campo de pensamiento, encarrila nuestras preocupaciones, contiene los entusiasmos más ideales para aterrizarlos en la realidad más sobria y factible.
Los políticos corruptos de todo pelaje cuentan con la desmemoria del peruano que suele olvidar todas sus majaderías y asaltos cuando estuvieron en algún puesto.
¡Cuando dudar es un Deber!