El descarado saqueo de la cosa pública
Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
14-9-2025
El descarado saqueo de la cosa pública
Que un alcalde endeudara a su comuna por decenas de millones de dólares por trenes y locomotoras que tienen fallas, falta de mantenimiento y defectos que deben repararse para funcionar, no parece una torpeza sino una maquinación sospechosa.
¿A quién o quiénes podría beneficiar si esa donación con dólares de por medio, se desecha y se vende al peso como fierro viejo? ¿No hay acaso intereses creados, al acecho de una circunstancia o figura como la descrita?
Comprados al peso, como chatarra monda y lironda, inservible, no debiera sorprendernos que aparezcan remozados y lozanos prestando servicio en otras zonas del país y ¡produciendo grandes cantidades de ingresos a los chatarreros!
¿Y quién va a pagar las decenas de millones de dólares que costó traer esos vagones y locomotoras de Estados Unidos?
Que nuestro país es original en múltiples formas y cosas, no hay duda posible. Aquí se producen robos y estafas que sí concitan el foco de los miedos de prensa, el hablar de políticos deslenguados y la tasación del escándalo depende del peso de quiénes estén involucrados.
Quien quiera que cuestione el asalto de los vagones y locomotoras será tildado de opositor al progreso, “caviar”, “terrorista” e inmundicias por el estilo. El asunto es que NO se puede botar el dinero de los contribuyentes de la comunidad capitalina en aventuras muy bien armadas para dar vigencia a quien tiene el cilicio por doctrina y la mentira por escudo.
La mentirocracia, nació con los españoles que mintieron a Atahualpa y le aplicaron el garrote y comenzaron otra etapa que hoy pretende ser blanqueada y mondada en sus aristas más crueles y bárbaras, constituye una mácula perenne en nuestra historia nacional.
Otra cosa es que historiadores parientes o con financiamientos parciales hayan sido esquivos en sus relatos o “interpretaciones”. Linajes falsos, honores de pacotilla y burdos liderazgos han sido fabricados por quienes debieran ser fieles y rudos transmisores de un conocimiento genuino y descarnado.
Algo tiene que haber ocurrido para caminar por mentiras de esa naturaleza tan errática y abominable que puede hallarse en lo que se cuenta como historia y que no pudieron evitar esas desvergonzadas acciones de nuestros hombres y mujeres públicos.
Además hay cuchipandas que tienen bajo perfil aunque sean los referidos a la recompra de la deuda pública del Perú y la emisión de bonos por US$ 13 mil millones de dólares que generaron una comisión de casi US$ 400 millones. Sobre este tema los miedos no dicen ni chis ni mus. Es de “bajo perfil” el asunto. ¡Cómo no, si en Perú los robos y su clasificación bursátil dependen de quién o quiénes los hagan!
Y como el año 2026 es de índole electoral, da risa ver a enanitos alzándose en imposturas de aspiraciones presidenciales cuando a estos pobres no los conocen ni en la cuadra donde domicilian. Peor aún, sus trabajos sociales, comienzan después de los 45-50 años y reivindican, de arcones sospechosos, historias que no tienen cómo ser verificadas.
¿Qué hacen los clubes electorales? Se apuñalan entre facciones, se prodigan entre sí la vela verde y unos les dicen rateros a los otros y aquellos responden estafadores. ¿Quiénes tienen la razón, o todas las facciones saben de sus hazañas asaltantes y se cumple el dicho popular: la sartén le dice a la olla, no me tiznes?
Una en particular y que conozco muy bien: está en los peligrosos bordes de una agonía penosa, ridícula, tristísima, sin pena ni gloria. De haber sido, con hombres y mujeres de excelso valor cívico, núcleos de creación política, a gnomos y ridículos asnos procurando arreglar sus presupuestos.
El 2026 y su proceso electoral con decenas de listas participantes consagrará un modelo afín al sistema del capitalismo salvaje e individualismo sin solidaridad la más mínima, en Perú. Ganarán los que impongan la dureza de su billete y quedarán, otra vez, en la periferia lúgubre, millones para quienes sólo queda mirar y lamentarse.
Los miedos de comunicación que otorgan una bulla ensordecedora a tonterías y romances o divorcios a granel, nunca tratan a fondo los temas, apenas sus contornos y todo depende si son “noticia”. En Perú noticia es el asesinato, el ajusticiamiento a cuchillazos o que aparezcan Rambos prometiendo “justicia” a balazos.
El cargamontón de los miedos de comunicación ha generado que promociones enteras guarden silencio y sientan su impotencia albergándose en las redes sociales donde imparten o murmullan sus soluciones. Este cuestionable derrotero tampoco es analizado. ¿Para qué? (dicen).
Los asaltos clásicos son superados en número de ocurrencias por los asaltos electrónicos en los bancos. Una amiga fue despojada de US$ 500 por un supuesto asesor en el banco y cuando reaccionó, aquél ya no estaba y por supuesto la agencia negó cualquier responsabilidad. Pero el ratero se conocía con todos.
El descarado saqueo de la cosa pública, de capitán a paje, es el uso indebido del dinero del contribuyente y con pretextos mil. El servidor público debiera permanecer en el país, por lo menos 5 años, luego de su mandato. Si no delinquió, no tiene nada que temer. Si lo hizo, debe temblar ¡y a la cárcel, todo Cristo!
Un país judicializado, en que todo camina por denuncias, demandas, procesos civiles y penales, prescinde del legítimo escenario del quehacer político. Por tanto, idiotas fallidos pero obedientes a quienes financiaron sus campañas, predominan en el Legislativo y en los cargos. Los resultados están a la vista.
Hay una evidente discriminación maniquea porque el sobreprecio es robo y los forajidos, aunque tengan saco y corbata, le siguen robando al Estado y éste lo integramos todos los peruanos. ¿En qué quedamos?, ¿o somos tontos de capirote o hay interés en ver, oír y callar? ¡Vergüenza debería dar toda esta aberración con el dinero público!